Apreciados Superiores Mayores y Secretario Ejecutivo de CICLA, un saludo fraterno.
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Les comparto que durante la Eucaristía de este domingo 17 de enero leímos a un coro con toda la gente, la primera lectura del Profeta Isaías, como una oración por Haití. En medio de la desolación, la solidaridad universal es un grito de esperanza por un mañana mejor para este querido pueblo haitiano. Oremos con Isaías para que Haití sea reconstruida a todos los niveles.
”Por amor de “Haití” no callaré, por amor de “Haití” no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.” (Is 62,1-5)
Mi reconocimiento, admiración y solidaridad para con Héctor Cuadrado y todos los hermanos claretianos de Antillas y el Caribe, que se movilizaron de manera “urgente, oportuna y eficaz” haciendo más ligera la pesada carga del desastre.
A los hermanos claretianos oriundos de Haití, nunca olviden, aún en medio del dolor, que la familia claretiana está con ustedes.
P. Agustín Monroy, cmf.
Prefecto de Apostolado
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