martes, 2 de marzo de 2010

Carta desde PROMICLA

Hola a todos(as):

Sé que muchos de ustedes se han mantenidos atentos a las noticias que vamos publicando periódicamente en este blog por eso hoy, pasados ya 50 días de la tragedia que oscureció a Haití, me detengo un momento para agradecerles su interés, su preocupación.

Durante todo este tiempo hemos recibido de muchos de ustedes diversos signos de cercanía, y fraternidad, por medio de cartas, llamadas telefónicas, comentarios al blog…Otros, nos han hecho llegar ofrecimientos de servicios y ayudas concretas y también colaboraciones económicas.

Por todo ello, hoy PROMICLA quiere agradecerles y expresarle que valoramos infinitamente todos estos signos de amor, de cercanía, de solidaridad.

El apoyo que nos han brindado y que continúan brindándonos nos facilita nuestra misión de ayudar a los hermanos que hoy se encuentran en una situación lamentable.

Hemos mantenido abiertos los centros de acopio, uno en Puerto Rico y otro en República Dominicana, desde donde se han estado enviando hasta Jimaní, en la frontera con República Dominicana, alimentos, agua, ropa, calzado, linternas, casas de acampar y otros artículos de primera necesidad.

Allí en Jimaní, los Misioneros Claretianos reciben las donaciones en un almacén que el gobierno les ha facilitado para estos fines. Prácticamente a diario se lleva hasta Puerto Príncipe, Haití, una camioneta cargada con estos artículos o los Claretianos de Haití vienen hasta Jimaní en busca de los mismos.

Una vez llegados a Puerto Príncipe, los PP. Anistus, Beauplan y Joachim, bajo el sol ardiente se encargan personalmente de realizar la distribución de alimentos y artículos de primera necesidad a cientos de personas que esperan con particular ansia por esta ayuda.

Este trabajo requiere de un tremendo esfuerzo y es algo complejo. Es un trabajo físico fuerte, donde hay que cargar y descargar cajas y bultos y donde la noche, se encargará de recordarles la labor realizada con algunas molestias musculares. Es una faena que se comienza temprano en la mañana y que demanda al menos tres horas continuas donde se han superado ya los obstáculos de logística y se han adquirido destrezas para abrirse camino entre las pilas de escombros y donde se tiene que lidiar con la ausencia de seguridad y exceso de ansiedad. La satisfacción de haber hecho lo que se tenía que hacer y la alegría del servicio superan cualquier dificultad que hayan experimentado durante el día.

PROMICLA también ha sostenido brigadas médicas con la colaboración del grupo AMAR (Alianza de Médicos al Rescate), fundación puertorriqueña de profesionales de la salud que desde enero han estado ininterrumpidamente brindando servicios de salud y medicamentos a la comunidad haitiana.

Los caminos han comenzado lentamente a despejarse, el bullicio de la antigua ciudad intenta despertar nuevamente, las ayudas siguen abriéndose paso para llegar hasta el último rincón de Puerto Príncipe pero aún la tristeza ensombrece los rostros haitianos.

La mayoría de la gente tiene sus hogares destruídos. A otros sencillamente sus casas se redujeron a escombros. Se despierta ahora un nuevo temor: la cercanía de la temporada de lluvias. Pero el dolor más profundo: ¡ tanto luto en las familias haitianas! : miles de niños sin padres y miles de padres sin hijos. Una herida que ha quedado inscrita en el corazón de la mayoría de los haitianos y que nos reafirma que aún queda mucho trabajo por hacer.

El pasado 14 de febrero, día en que algunos celebraron el “Día del Amor” , día en que la liturgia de la iglesia nos hablaba sobre las bienaventuranzas, viví la experiencia hermosa e imborrable de encontrarme con manifestaciones del pueblo que se había lanzado a la calle a orar, a dar gracias por la vida, y a pedir por sus seres queridos ya fallecidos en la tragedia.

La gente iba a pie, con la cabeza en alto, con los brazos extendidos, algunos llevando ramas de árboles en sus manos, otros una biblia, otros un rosario, algunos orando en voz alta, otros cantando, pero TODOS con alegría, con corazón agradecido ante un Dios que definitivamente ha estado siempre en medio de ellos. Comprendí como nunca antes la Palabra: - “Dichosos los pobres, porque suyo es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tienen hambre, porque quedarán saciados. Dichosos los que ahora lloran, porque reirán.”

Y mientras tanto, ustedes, junto a nosotros, continuarán compartiendo con la gente, su dolor, su sufrimiento, y también sus esperanzas. Continuaremos compartiendo la vida misma.

Gracias por ir caminando con nosotros.

Nancy Burgos, sc.
PROMICLA

1 comentario: