miércoles, 3 de marzo de 2010

¡Portadores de vida!

“Portadores de vida”, es la expresión perfecta para definir las acciones solidario-humanitarias de los médicos de AMAR y de CARITAS de Puerto Rico, aquí en Haití. Ellos, por sus labores, se vuelven engendradores de vida en medio de situaciones de muerte y desesperanza. Ellos comparten con las víctimas lo que son y lo que tienen con una fórmula humana: tender la mano al necesitado y sembrar esperanza en tierra de angustia. Desde el 12 de enero, Puerto Rico, con su mano generosa y actitud de entrega extrema, no ha cesado de darse al pueblo haitiano hasta llegar al interior del país en la Provincia Artibonito (Centro-Norte). Todo ocurrió el día viernes 19 de febrero 2010. Bajo el comando de la señorita Mirtelina Torres un grupo de 12 personas, entre médicos, enfermeras, intérpretes y personal de seguridad, partieron de Puerto Príncipe hacia el municipio Verrettes para devolver la esperanza, la sonrisa y la vida que el “cataclismo feroz” del 12 de enero había llevado. Apenas llegaron, los recibió el director del Hospital de Verrettes y el grupo GRIAC (Grupo de Reflexión para la Iniciativa y la Acción Ciudadana) que trabaja en múltiples proyectos sociales del municipio sin fines lucrativo.A primera vista, el camino parecía largo (135 kms Puerto Príncipe-Verrettes). Pero, al llegar, los hermanos médicos puertorriqueños se dieron cuenta de lo que los estaba esperando: heridas sin cuidado por más de un mes y muchos otros complicados casos. Hay que subrayar que la mayoría de las personas atendidas aquel día son originarias de Puerto Príncipe que habían huido de la capital, después del 12 de enero, en búsqueda de una atención médica mínima. Por cierto, la falta de personal, de medios y de medicamentos hizo que, la atención que debían recibir, decayera. Sin duda alguna, la ayuda que trajeron estos infatigables médicos alivió a todos los que sufren y conocen dificultades. Y si no fuera por ellos, estarían las víctimas todavía esperando que alguien de servicios médicos les atendiera.En una palabra, la misión de los hermanos de Puerto Rico a Verrettes ha sido y es la de sembrar esperanza y llevando vida al necesitado. Con los médicos hemos comprobado que ser distintos y distantes unos de otros no son barreras para brindar amor, esperanza y vida al necesitado y de construir una “fraternidad más allá de la etnia y de la creencia”.

En cierto sentido, ellos supieron compartir sus vidas con las de las víctimas; unirlas por medio de la solidaridad. Porque la vida es la participación gratuita en el don de la comunión con Dios. Esta última nos hace una verdadera comunidad de creyentes que cimienta su fe en la solidaridad con el otro. Es esta misma fe, nuestra misma solidaridad, caridad y compasión las que nos unen con el necesitado.

El cataclismo del 12 de enero dejó a Haití en la desolación, es cierto; pero, la esperanza renace. Estamos resurgiendo desde las ruinas. Ahora, más que nunca, Haití se llama “tierra de la esperanza”.

En nombre de las víctimas, nosotros (los de Verrettes) les damos las más calurosas gracias a todos aquellos hermanos puertorriqueños que han colaborado para encender la luz de la esperanza de las víctimas del terremoto.

¡Que sigamos implantando en el mundo la globalización de la solidaridad!
Gracias Puerto Rico, puedes entrar ya en la gloria del Reino, porque… “tuvimos una herida grave y tú nos sanaste”.

P. Beauplan Derilus, cmf.

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